¿Cuánto cuesta? y ¿cuánto tiempo lleva? son dos de las preguntas que nos plantearán para conocer la viabilidad de un proyecto.
Como proveedores del servicio desde un Departamento técnico o desde una empresa externa tendremos que responder con la mayor fiabilidad posible, pues nuestra respuesta contiene los datos que serán evaluados, primero, para la concesión del proyecto y, después, para valorar la calidad de la entrega.
Se inicia entonces el proceso para calcular tiempo y coste, o lo que incorporando otro anglicismo que se ha hecho hueco en nuestra jerga profesional, llamamos estimar (con el significado de calcular).
Es común que al principio del proceso y sin tiempo y medios para una estimación precisa nos soliciten un “orden de magnitud”, una primera aproximación “para saber de qué estamos hablando”.
Evitar errores de bulto. El caso del coloso de Rodas.
Soy partidario de facilitar esa primera estimación.
Pero tengamos en cuenta lo que aconteció a Cares de Lindos, escultor de una las siete maravillas de la Antigüedad: El coloso de Rodas.
Los rodios decidieron levantar la gran estatua del Dios sol Helios para celebrar su victoria contra Demercio Poliorcetes, allá por el siglo IV a. de C. Cuenta Sexto Empírico en su obra Contra los lógicos (I, 107-108) que los rodios preguntaron a Cares de Lindos «…Cuánto dinero costaría la construcción del Coloso; tras fijar este una determinada cantidad, de nuevo le preguntaron cuánto les costaría si quisieran construirlo al doble de su tamaño, y como este respondió que el doble, ellos se lo dieron»
El bueno de Cares no tuvo en cuenta que para el doble de altura iban a hacer falta materiales en una cantidad ocho veces superior. Esta situación le llevó a la bancarrota y, a la postre, al suicidio.
Como digo, a pesar del trágico final de esta historia (que traigo como ejemplo útil con independencia de su grado de veracidad), soy partidario de facilitar información, pero con ciertas precauciones.
Pongámonos en la piel del Director que dispone de un presupuesto a distribuir entre varias iniciativas para su área. Necesita información que facilite su toma de decisión.
Entendemos su necesidad, pero nosotros tenemos que asegurar una estimación que evite errores de fatales consecuencias:

- No precipitarse. Incluso para una primera estimación que no detalle cada una de las actividades, necesitamos acotar el alcance del proyecto e identificar la solución y sus principales componentes. Por tanto, no contestemos nunca sin un análisis previo.
- Identificar los supuestos de nuestra estimación. Nuestro cliente agradecerá que indiquemos que asunciones hicimos, pues le ayudará a contextualizar mejor las cifras que le aportemos.
- Proporcionar un rango u horquilla permite, en este momento del proceso, acercarnos a ese “orden de magnitud” que nos solicitan.
- Limitar la validez de la estimación, aclarando que no tiene valor contractual y, por tanto, está sujeta a su actualización una vez conocidos los datos necesarios para una estimación más precisa.
Conclusión
Conviene a todos disponer de unas primeras estimaciones que faciliten la toma de decisiones, pero, ¡cuidado, no por mucho madrugar amanece más temprano!
Dependiendo de las características del proyecto, podremos usar datos históricos, la opinión de expertos en la materia y métodos cuantitativos o cualitativos de estimación ya contrastados.
En cualquier caso, dispondremos del tiempo necesario para no repetir la nefasta experiencia de Cares de Lindos, que construyó una maravilla que le costó la vida. Y recordemos que la excelencia en la entrega supone, junto a la calidad, el cumplimiento de plazos y costes.
Publicado en Linkedin por Luis Hiniesto el 12 de marzo de 2021